Nuestra estrella, el Sol, sufre variaciones en la cantidad de energía que emite. Según los datos registrados, estas oscilaciones son cíclicas. Dichas fluctuaciones son debidas a variaciones en la luminosidad y/o en el viento solar. Del registro histórico de estas fluctuaciones los científicos han deducido dos tipos de ciclos, uno corto de 11 años y otros largos. De entre los de ciclo largo, el más importante es el ciclo de Gleissberg, con un período de 72 a 83 años. Por otra parte, el clima en nuestro planeta depende de la cantidad de energía que nos llega del Sol, 1366 W/m2 de valor medio, y que se conoce como constante solar. En lo que no se ponen de acuerdo los científicos es si dichas fluctuaciones, ya sean de ciclo corto o de ciclo largo, influyen en variaciones en el clima de la tierra. Pero entre los años 1645 y 1715 se observo una disminución apreciable en el número de manchas solares (El mínimo de Maunder, coincidio con un periodo donde desaparecieron completamente las manchas solares) y por tanto de la actividad solar, que coincidió con lo que se conoce como pequeña edad del hielo.
Este viento emite gran cantidad de particulas cargadas o iones (73% de H, un 25% de He, protones, electrones y trazas de otros compuestos) formando la llamada heliosfera. Cuando se producen llamaradas (manchas), visibles desde la tierra, se liberan una gran cantidad de energía y particulas.
Estas particulas cargadas, al llegar a la atmosfera terrestre pueden producir auroras boreales o si son muy intensas, tormentas magnéticas.
La discusión entre los cientificos es saber si estos cambios ciclicos o no afectan al clima de la tierra.
Ya sabemos que en los 4500/4800 millones de años que tiene la tierra, ha pasado por periodos glaciares y por otros interglaciares, y que lo seguira haciendo. .. (continuara)
Nota: Las fotos y videos se han obtenido de distintas fuentes de la nube, solo con fines didacticos y sin ningún ánimo de lucro.
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